– Si utilizas uno de
estos juguetes, cuidado, porque también se pueden hackear
– El uso de apps para
ligar durante los días previos a San Valentín crece casi un 20%
Con San
Valentín a la vuelta de la esquina son muchas las parejas que deciden ponerle chispa a su vida sexual. Tal es así que, según las cifras que maneja el comparador de seguros Acierto.com, las ventas
de juguetes eróticos se disparan durante estas fechas. Sin embargo, este
mercado no ha dejado de reinventarse durante los últimos años; y lo ha hecho de
la mano de la tecnología.
En el mercado actual encontramos desde apps específicas para ligar hasta dildos
que se sincronizan con nuestro dispositivo y aros masculinos que monitorizan el
gasto calórico durante el coito. En definitiva, unos dispositivos y plataformas
capaces de recabar una ingente cantidad de información que también implican sus
riesgos -hasta nuestro vibrador puede ser hackeado-. Por fortuna, protegerse
para no perderse los placeres y ventajas de la sexnology es posible.
Un mercado en pleno auge
Así y
según los datos del informe, las
compras de juguetes sexuales se han incrementado durante los
últimos años. De hecho se trata de uno de los regalos más buscados para San
Valentín -junto con las flores y los libros-. Y es que la tecnología le da un
plus y les ha hecho, a juicio de los consumidores, más interesantes. Los iToys
que pueden usarse a distancia a través del móvil o similares se encuentran
entre los productos más demandados. Y hasta podemos controlarlos a través del
asistente Alexa y nuestro Apple Watch, hacer que vibren y se iluminen al ritmo
de una canción, y un largo etcétera de interesantes perversiones.
Incluso se han creado productos como Autoblow A.I, que aseguran utilizar la
Inteligencia Artificial para recrear
técnicas de masturbación humanas, y hay quien hasta plantea
abrir un prostíbulo de robots sexuales. También encontramos juguetes que nos
dan los buenos días -braguitas sexuales inteligentes y programables-, películas
en realidad virtual y hasta juguetes que se sincronizan con algunos vídeos de
Pornhub.
La tendencia viene de lejos: ya hace años que se crearon unos sensores que
permitían a los militares destinados a lugares en conflicto mantener relaciones
sexuales con sus mujeres a distancia. Incluso hay dispositivos como Thumbkiss
para sentir los besos de
nuestra pareja “en remoto”, relojes que se cargan con la
inercia del movimiento generado durante la masturbación, y apps para diseñar
nuestro propio consolador.
Las ventajas de los iToys sexuales
El
crecimiento no sorprende dados sus beneficios. Utilizar vibradores, por
ejemplo, constituye un gran modo de autoconocimiento del cuerpo, una manera de
experimentar “sin riesgos” y con nuestros propios tiempos. Por no hablar de la
estimulación sexual añadida y de que permiten llevar a cabo nuevas prácticas
sexuales. Cuanto más inteligentes, más opciones. Y desde un punto de vista más
psicológico pueden ayudar
a revivir una relación a la que le falta la chispa e incluso se
emplean como complemento en el tratamiento de determinados problemas sexuales.
En este punto también cabe hablar de las apps
para encontrar pareja o de encuentros, cuyo uso se incrementa
hasta un 20% los días previos a San Valentín. ¿Por qué? Pues porque funcionan:
hasta el 50% de los usuarios encuentran a su media naranja, y solo son
necesarias 16 interacciones con personas distintas y entre 3 y 5 citas para
lograrlo.
iToys sexuales y apps, hackeados

Pero
cuidado, porque emplear este tipo de tecnologías -tanto apps como juguetes
propiamente dichos- puede conllevar ciertos peligros que atañen, sobre todo, a
la privacidad. Un bien todavía más preciado en el campo que nos ocupa. De hecho, hasta hace
bien poco Tinder no encriptaba las fotografías y datos de sus usuarios, y no
han sido pocas las filtraciones de datos que han afectado a algunas de estas
empresas.
Los casos de Grindr -que reveló quiénes de sus usuarios tenían VIH- y Ashley
Madison -que filtró las cuentas de 37 millones de adúlteros- han sido de los
más sonados. Y no nos extraña si tenemos en cuenta que en solo un año los ataques cibernéticos a empresas se
han incrementado hasta un 130%. Dicho lo cual, lo más
recomendable para emplearlas, eso sí, es conectarse a través de WiFis seguras,
usar una VPN, no compartir los datos de geolocalización y configurar una
contraseña segura.
Respecto a los iToys
sexuales, hackearlos es relativamente sencillo, por no hablar
de que muchas compañías guardan datos hasta del uso que le damos a estos dispositivos.
Además, los dispositivos más sencillos ni siquiera requieren de un pin o
contraseña para manejarse; y los más avanzados entrañan otros problemas como
los referidos -incluso el robo de imágenes si tienen cámara-. Un ejemplo fue el
de We-vIBE 4 Plus, que enviaba datos a su fabricante sobre la temperatura y los
cambios de intensidad en la vibración. Lovesense, por su parte, fue acusada de grabar los gemidos de sus usuarios.
En definitiva, resulta paradójico que la mayoría de usuarios prefieran adquirir estos productos
online -por la privacidad que hacerlo permite- pero que, a
posteriori, no se preocupen de la información que pueden estar compartiendo a
través de ellos. Aquí habrá que ir con cuidado con las contraseñas, el tipo de
conexión, los permisos de geolocalización, y las sincronizaciones con cuentas
en redes sociales, entre otras muchas medidas.
Empresa, protégete
En cuanto a las empresas, no estaría de más que se hicieran con un seguro contra riesgos cibernéticos. “Se trata de productos que pueden cubrir desde el asesoramiento legal y la investigación de la filtración, hasta los gastos de responsabilidad civil, la restauración de los equipos, la recuperación del software, las multas que puedan tener lugar por la Agencia Estatal de Protección de Datos, etcétera”, explica Carlos Brüggemann, cofundador de Acierto.com.
Estas pólizas se encuentran en alza – España es el país con mayor porcentaje de contratación de estos seguros: 1 de cada 3 compañías tiene uno-. “De la misma manera que las tiendas físicas son conscientes de la importancia de contar con un seguro que se haga cargo ante cualquier incidente, son cada vez más los negocios que no dudan en apostar por los ciberseguros”, comenta Brüggemann.
Además de los servicios mencionados, los ciberseguros suelen contar con coberturas como la responsabilidad por pérdida de datos personales o riesgos de privacidad, cobertura contra reclamaciones por violar los derechos de propiedad intelectual, defensa jurídica, protección frente a reclamaciones por malware, cobertura por pérdida de ingresos fruto de un ataque informático o vulneración de seguridad, gastos de reparación y restauración de datos borrados, cobertura de fraudes cibernéticos y asistencia técnica.