En el supermercado a veces compramos productos que creemos que son una cosa y en realidad son otra. Te presentamos las equivocaciones más comunes. Alimentos procesados con una apariencia distinta a lo que en realidad son.

El paté no es hígado de pato
Por lo general, se cree que todos los patés están hechos con hígado de pato, pero este producto se obtiene generalmente con una mezcla de vísceras de cerdo, vaca o pollo, a las que se añaden entre otros productos, especias, harina, leche y conservantes. A esta mezcla se le suele añadir un poco de hígado para dar sabor.
Calamar que es pota
En los congelados del supermercado queremos comprar calamares a la romana y nos llevamos pota. Un producto parecido aunque se trata de otro molusco más grande y más duro.
Para que aparezca con parecido a los calamares se le somete a un procesado con agua y fosfatos para blanquearlas y hacerlas más tiernas. La pota es más baratas que el calamar y, aunque también se vendan frescas, lo normal es que sean descongeladas.
No son angulas, son surimi
A pesar de su nombre, no debemos confundir las angulas (cría de la anguila) con su sucedáneo, las gulas.
Este producto se obtiene con filetes de pescado blanco desmenuzados convertidos en pasta a la que se le suman otros condimentos tratando de imitar el marisco.
Los palitos de cangrejo no tienen nada de cangrejo

Estas barritas de color rosáceo y blanco sugieren estar hechas con carne de cangrejo, pero no es verdad. Su ingrediente principal es el surimi (como el de las gulas).
Las Pringles no son patatas
En el año 2008 el Tribunal Supremo de Gran Bretaña sentenció que no eran patatas fritas, ya que contenían menos de un 50% de este alimento. Se hacen con una masa en la que predominan las harinas y que además tiene colorantes, aditivos, y grandes cantidades aromas y sal.
Las salchichas puede ser de cualquier resto de animal

Suele fabricarse con el estómago y el hocico del cerdo; del morro e hígado de la vaca, o intestino de cordero. Además se les agragan una gran cantidad de potenciadores de sabor, almidón, jarabe de maíz, colorante rojo, polifosfatos, colorantes, mucha sal y agua fluorada para procurar una textura cremosa.
Pavo en lonchas. No es solo pavo
El fiambre que compramos en el supermercado contiene alrededor de un 60% de este ave, lo demás son otros elementos añadidos que no tienen que ver con el pavo y que no son tan saludables.